domingo, 2 de marzo de 2008

Don Enrique del Meñique

Ni dormido ni despierto
Como todas las mañanas
Don Enrique del meñique
Tiene ganas, muchas ganas
De tomar su desayuno
Con catorce mediaslanas

Don Enrique tiene casa
Con muchisimos jardines
Y por entre sus rosales
Se pasea con patines
Pero hay esa mañana
Se enganchó los pantalines

Se imaginan que porrazo
Se imaginan que caída
Allí cerca lo esperaba
Una mesa bien servida
Don Enrique de nariz
Se cayó en la mermelina

Don Enrique pataleaba
Los bomberos accidente
Nadie nadie lo escuchaba
Pero en el balcón de enfrente
Atraído por los gritos
Asomose un elefente

Estiró bien la trompita
Tras las rejas de su cucha
Pero el pobre era tan miope
Que después de mucha lucha
En lugar de Don Enrique
Levantó una cucarucha

Pero al fin llegó el bombero
Todo envuelto en una cinta
Lo que había en su manguera
No era agua sino tinta
Y empuñaba en vez de hacha
Un dorado sacapinta.

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